Ayer domingo día 19 de marzo, la Iglesia celebraba la festividad de San José declarado por el Papa Pio IX Patrono de la Iglesia Universal mediante el decreto «Quemadmodum Deus».

San José desde su silencio, pues en las Sagradas Escrituras en ningún momento hay palabras pronunciadas por él, es un ejemplo de amor a Dios y de fiel obediencia.

Pocas veces nos paramos a reflexionar sobre San José y sin embargo nos muestra una actitud de ejemplo en nuestra vida cristiana.

Levantarse y actuar, vivía en un constante contacto con la Palabra de Dios, anticipó su interpretación desde el amor como más tarde proclamaría Jesús en su vida pública.

Lo cierto es que en las Sagradas Escrituras solo aparece en ciertos momentos y en las pocas descripciones que se nos presenta, por ejemplo el Evangelio según San Mateo lo describe como un hombre justo tras describir la genealogía de Jesús.
De igual forma describe la aparición del ángel en sueños en un momento que seguramente San José estaría envuelto en una incertidumbre tras descubrir el embarazo de María antes de vivir juntos.
“José, hijo de David, no tenga reparo en recibir a María como esposa tuya, pues el hijo que espera viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados”
De otro lado también se describe la Huida a Egipto
“Levántate, toma el niño y a su madre y huye a Egipto “
La última vez que aparece San José en las Sagradas Escrituras es en el pasaje de “Jesús perdido y hallado en el Templo”
“No sabíais que yo debo de ocuparme de los asuntos de mi Padre”
Las palabras de Jesús que según describe el Evangelio de San Lucas no comprendieron María y José aún.
Nada se cuenta de su muerte es a partir de este pasaje donde ya no se cuenta más de la vida de San José, solo en los Evangelios Apócrifos, concretamente en el protoevangelio de Santiago se encuentran más datos sobre él , recordamos que en los Evangelios se ha seguido la línea de solo reflejar lo importante y tradescendente en el mensaje que se ha querido transmitir.
Lo importante es que se cumplía la profecía de que el Salvador era descendiente del “trono de David” y él participaría en la promesa.
Un hombre interiormente atento a Dios que finalmente cumplió su voluntad con fiel obediencia, así como padre construyendo en el amor el cimiento de una familia, enseñándole a su hijo el oficio de carpintero y ayudándole a crecer.

En la interesante Carta Apostólica del Papa Francisco

“Patris Corde” “Con corazón de padre” se le describe en varios párrafos como:

Padre amado, padre en la ternura, padre en la obediencia, padre en la acogida, padre de la valentía creativa, padre trabajador, padre en la sombra, con el objetivo de que conozcamos más sobre la figura de San José.

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