La formación en una hermandad es un proceso profundamente arraigado en la tradición, pero también en constante evolución para adaptarse a las nuevas generaciones. Esta hermandad, que cuenta con una gran cantidad de jóvenes implicados, no solo se dedica a la organización de los cultos y actos, sino que también desempeña un papel fundamental en la educación espiritual y humana de sus miembros acercando los valores cristianos y la devoción que inspira nuestros sagrados titulares a todos nuestros hermanos a través de sus miembros más veteranos, convirtiéndose ésta en una escuela de fe transmitiendo el legado de la tradición religiosa a los más jóvenes.
Por otra parte, el Promotor de Cultos y el Diputado Mayor de Gobierno trabajan en conjunto anualmente desarrollando un curso de formación en el acolitado impartido por sacerdotes y diáconos de nuestra parroquia y feligresía, formando con ello un clima acogedor y apto para transmitir los conocimientos marcados en cada una de las sesiones. La formación para este cuerpo de la hermandad es fundamental, puesto que el conocimiento de las celebraciones es la base necesaria para el correcto funcionamiento de las mismas. Por ello los más de sesenta jóvenes que forman parte de este grupo de nuestra hermandad participan activamente en todos los cultos, retiros, formaciones y actos que realiza anualmente nuestra corporación, dando con su compromiso y trabajo testimonio vivo de la devoción a nuestros sagrados titulares.
La formación en la hermandad no se limita al aspecto devocional, sino que también fomenta el compromiso social y el sentido de comunidad
Los jóvenes son responsables de muchas de las tareas organizativas, lo que les permite aprender sobre trabajo en equipo y comprender la importancia del servicio. Esto crea un ambiente de fraternidad en el que se comparte la devoción, pero también se cultivan valores como el esfuerzo colectivo, la disciplina y el respeto por las tradiciones.
Además, la hermandad ofrece un espacio en el que todos los hermanos, especialmente los jóvenes pueden vivir su fe de una manera activa, siendo partícipes no solo de los actos cultuales, sino también en la vida diaria de la hermandad, además de los cursos de formación para el acolitado, la labor en la preparación de la Estación de Penitencia, internalizando una vivencia profunda de lo que representa la Semana Santa, y recibiendo una educación integral que impacta en la vida personal y espiritual de cada uno de sus miembros.
De esta forma nuestra hermandad, enseña a los jóvenes y a los nuevos hermanos el sentimiento de pertenencia a nuestra corporación, que vive desde hace más de cuatro siglos ininterrumpidamente en el corazón de la ciudad de Huelva. Los jóvenes comprenden así la trascendencia que tiene la devoción al Nazareno y a María Santísima de la Amargura, y la importancia de cuidar la misma, trabajando firmemente en la continua expansión de la devoción al Señor, como lucharon incansables nuestros antecesores, legándonos un tesoro devocional incalculable.
